lunes, 31 de octubre de 2011

¿Exite un modo privilegiado de comprehensión de lo real?

Cuando veo esta pregunta, creo que la palabra privilegiado quiere decir mejor o distinto. Entonces me parece que a lo que se refiere es a si cada uno tiene una  forma de ver algo, o de tomarse una situación, y el porqué vemos las cosas de diferente manera.
Contestando a la pregunta, creo que sí existen distintos modos de comprender lo real, aunque es por varias razones que expondré a continuación:
Ninguna persona en el mundo es exactamente igual a otra con respecto a su forma de pensar, el humor, cómo va a reaccionar, algo tienen de distinto, y por ello ya no verán igual las cosas. Aunque también puede ser por la experiencia que tiene alguien, si ya lo ha pasado, no le va a dar tanto miedo o le va a causar la misma impresión, porque ya está prevenido, sabe lo que puede pasar y no lo verá igual que otra persona que nunca ha vivido eso.
Un ejemplo muy claro de esto es la crisis que afecta a nuestra economía, una persona optimista o que ya pasó por un tiempo en el que la situación económica no fue tan buena, sabrá que aunque las cosas vayan mal durante un tiempo, tarde o temprano se termina superando; en cambio, una persona pesimista o que jamás haya estado en una situación como esta, pensará “Voy a perderlo todo”, “No voy a poder conseguir trabajo, “Me arruinaré”, “No podré comprar nada”, o cosas por el estilo, está asustado porque no sabe lo que le depara el futuro.
Otra causa de que veamos las cosas de una forma u otra es que hay personas que saben más, sobre cualquier tema, de ciencia, literatura, cultura… Ellos han aprendido y recuerdan algo que otros no han podido o no han querido aprender, y eso muchas veces les da ventaja a los primeros. Si vamos a un museo y alguien entiende de arte, puede ver un cuadro y decir si está bien, si tiene algún trazo raro o si hay un punto que falla, pero  si otra persona no sabe nada de eso, pues vea lo que vea va a decir que es muy bonito y está muy bien hecho.
Lo último que quiero resaltar es que hay gente que diría que varias personas si podrían ver de igual forma una situación. Pienso que esto podría darse en dos situaciones; a veces decimos lo que no pensamos o tratamos de convencernos de ello sólo por coincidir con los demás, ser “uno más” y no sobresalir del resto (como cuando en un grupo de amigos,  a uno no le gusta algo, pero si todos los demás dicen que si les gusta, la mayoría de la gente dirá que a él también), aunque esto no siempre es así, hay gente que permanece fiel a su opinión a pesar de que sea distinta al resto, pero muchas veces la gente influye en nuestra forma de ver el mundo; si varias personas coinciden en un aspecto de los que he mencionado antes, también puede ser que vean algo de la misma forma.
Finalmente, puedo decir, que sí hay distintos modos de ver las cosas (aunque también existe la posibilidad de que opinemos lo mismo) y que esta forma de comprender el mundo depende de su forma de ser, de su educación, de su pasado y de la gente que le rodea, es decir que cada uno ve y comprende algo según su situación, porque todos tenemos un modo privilegiado de ver el mundo.

lunes, 24 de octubre de 2011

¿Por qué nos importan realmente las notas?

Las notas son en según la R.A.E., la calificación que se concede en una prueba normalmente escrita, el examen. La gente siempre le da mucha importancia a esto, que simplemente es un número, no tiene más, por eso yo me pregunto porque nos preocupa tanto, porque es tan imprescindible que saquemos una buena nota, realmente es por el interés de conseguir algo o simplemente porque quieres seguir estudiando.
En realidad, a la mayoría de la gente le preocupa la nota que va a sacar porque les preocupa a sus padres, si ellos no sacaran buenas notas, sus padres no les dejarían hacer tal o no les comprarían cuál… Hay muy poca gente a la que le preocupan las notas para lo que realmente son, una calificación de nuestro conocimiento, para esa gente deben ser medianamente buenas (al menos un 5) para poder seguir estudiando y conseguir un trabajo con el que mantenerse en el futuro.



Aunque también pienso que si a una persona le importan realmente las notas, que es lo que sabes en el momento en que te hacen el examen, esa persona no va a copiar o a hacerse chuletas,  ya que si lo haces es porque quieres sacar la mejor nota posible para que se cumpla algo ( es decir, para que tus padres no te castiguen y salgas, para que te  dejen hacer algo, para que te compren tal cosa) y no porque sabes que esos son los conocimientos que tienes.
Pienso que si te estudias bien una materia, intentado comprenderlo ( aunque es verdad que ciertas personas tienen más memoria que otras), saques lo que saques, lo vas a aceptar, porque eso es el resultado de lo que has hecho, es el fruto de tu esfuerzo, si copias y sacas un 8, ¿qué parte de esta nota es tuya y que parte es copiada?.
Para mí al menos no vale la pena sacar una buena nota si no viene de ti, y prefiero suspender un examen antes que copiar y sacar un 10, y no me importa sacar una nota más baja mientras yo sepa que es mía, es decir que si un día por salir con mis amigas yo no estudiara para un examen y sacara una mala nota o lo suspendiera, lo aceptaría igual porque es lo que me he ganado, la consecuencia de mis actos.


Esto de las notas tiene que ver mucho con la honestidad de alguien, porque si alguien copia en un examen y te dice :"Ay, mira he sacado un 9", eso para mí es que esa persona me está mintiendo, sabe que eso lo ha conseguido con artimañas y está orgulloso, y si miente en eso puede mentir en cualquier otra cosa.
Tengo un ejemplo muy claro de esto, voy a señalar algo que me pasó( en realidad que nos pasó porque fue a toda mi clase) el año pasado:
Un día, al final más o menos del segundo trimestre, llegó nuestro profesor de matemáticas(que era el director) y nos dijo que nos podíamos poner la nota que quisiéramos en el trimestre, que fuéramos pasando una hoja de papel y lo apuntáramos, yo creía que era una broma o algo, pero lo que más me sorprendió es que nadie le dijo nada, en plan: ¿Cómo vamos a hacer eso?, ni siquiera gente que yo considero buenas, honestas, amigas y amigos…Cuando a cada cuál le llegaba la hoja se ponía la nota y en el momento en que me llegó a mí yo le escribí que no me iba a poner mi propia nota, que no me parecía justo, y pase la hoja, y nadie reaccionó ni replicó ni nada….
No consideró a ese hombre mal profesor, porque en realidad demostró que a nadie de mi clase le importaban las notas de verdad, a nadie le importaba lo que realmente sabía sino que lo que les interesa es el número. No sé si realmente llegó a poner esas notas, aunque creo recordar que no, pero la reacción de la gente me sorprendió muchísimo.
La culpa de que sólo nos importe este simple número, a veces no es completamente nuestra sino que la tienen muchos padres, tanto si sacas un 4 como si sacas un  8, a los padres no les vale de nada, a quién le sirve es a nosotros, claro está que nuestros padres siempre intentarán que sean buenas, porque seguramente la mayoría no pudo estudiar, y no porque no quisiera sino porque no pudo, y han tenido que hacer trabajos durísimos( y me refiero físicamente) para salir adelante y pagar todo lo que tienen. Simplemente quieren que nosotros no tengamos que pasar por lo mismo, porque la gente antes si tu familia tenía viñas, tenías que ir a vendimiar, por obligación, y yo sé que ahora eso se ve de paletos y de pueblo, pero yo he ido y es una lección, porque las primeras veces salen agujetas, duelen mucho y casi no puedes andar, y luego te sientas en la silla del instituto, y piensas; “Al menos estoy sentado y no agachado, y con calefacción en lugar de pasar frío”



La conclusión que saco de todo esto es que en las notas nos suele importar “el número” y no lo que realmente aprendemos y de lo que nos vamos a acordar, esto me parece bastante mal, y a veces nos lo intentan enseñar, como aquel profesor mío del año pasado (que al fin y al cabo no era tan malo), pero por lo que veo no nos entra en la cabeza. Y con respecto a lo de nuestros padres, si unos padres nos castigan por sacar malas notas y no te premia por tener buenas, no es que no te quiera es sólo que quieren darnos una oportunidad de tener lo que ellos no pudieron, y si alguien que lea esto ha pasado por lo de “ir a vendimiar” aprecia de verdad lo que han hecho por nosotros, y el padre que premia las buenas notas, no es tan “bueno”, porque en realidad malcría a su hijo.

miércoles, 19 de octubre de 2011

¿Por qué la gente diferente no nos gusta?




Lo que cada uno considera diferente, es algo relativo, que nos viene dado de antes por otras personas, pero siempre que pensamos que alguien es raro, o que está fuera de lo normal, ya no lo queremos, preferimos no tenerlo cerca siquiera, y esto es a veces una tontería, ya que si algo es extraño no quiere decir que vaya a hacernos daño y que yo sepa sus "extrañezas" no se contagian por contacto. Por eso me he preguntado siempre a qué se debe ese desprecio que tenemos a estas diferencias, rarezas o extrañezas.
Como ya he comentado antes, lo que creemos extraño nos viene dado, ya que consideramos distinto, a tal o a cuál por  por lo que nos han enseñado o mostrado otras personas, y lo que aprendemos de estos es que la diferencia está mal,  que no es algo bueno y que no debemos acercarnos a ellos, por eso el motivo principal de que no nos guste la gente diferente es que nos lo han enseñado.
Lo que también nos enseñan pero inconscientemente es a tenerles  miedo, precisamente antes también he dicho que no entendía por qué cuando alguien es distinto no queremos acercarnos a ellos. Cuando vemos por ejemplo a gente que viste muy oscuro, pues nos formamos ideas preconcebidas sobre ella, como; les gusta el heavy, son satánicos, no son muy divertidos.....La verdad es cómo pensamos que todo eso está mal, no lo deseamos para nosotros, no queremos convertirnos en algo así, y creemos que al estar con esas personas, si nos acostumbramos a ellas va a ser lo que pasará.


Otro ejemplo muy claro de esto es los padres que no aceptan a los homosexuales, así que lo hijos terminamos pensando igual, que está mal, que es antinatural, y luego estos hijos no quieren ser amigos de homosexuales porque que ellos tambíén lo va a acabar siendo.
Me parece también que este miedo del que hablaba lo tenemos, porque pensamos que si habláramos a esa gente y la conocieramos de verdad, lo pasaríamos bien con ellos, es decir, descubríriamos que en realidad son gente normal, con otros gustos u opiniones pero que aún así puede ser divertida y podemos ser amigos suyos sin tener que cambiar nuestra forma de ser. Y a veces estas personas que son las raras y lo malo, luego terminan siendo mejores que los que creíamos normales. Nunca podemos juzgar un libro por la tapa, ya que en su interior puede haber grandes sorpresas.
Es verdad, que en algunos casos, juntarnos con unas personas u otras puede modificar nuestra personalidad en algunas cosas pero eso va a ocurrir en cualquier caso, tanto si nos juntamos con gente que consideramos normal, como si vamos con gente algo más "rarita", porque igual que cogimos o aprendimos ese desprecio a la gente diferente, vamos a tomar actitudes de la gente que nos rodee (amigos, profesores, vecinos, familia,...).
Por tanto, creo que la gente diferente a nosotros o a lo que estamos acostumbrados no nos gusta por una tontería, o sea los despreciamos porque tenemos prejuicios de ellos y por un sólo aspecto de su personalidad los juzgamos completamente, y bueno puede que dependiendo de con quién nos juntemos vayamos a comportarnos de una manera u otra en una determinada situación, pero no creo que vayamos a cambiar completamente, por ser amigo de alguien raro, o lo que es igual, porque nos guste lo diferente.

miércoles, 12 de octubre de 2011

¿Existe el destino?

Desde tiempos inmemoriales todos nos hemos hecho esta pregunta, nos hemos cuestionado en algún momento si lo que va a pasarnos, lo que vamos a hacer y a ser está escrito en algún lugar, si estamos predestinados a un futuro en concreto,
Personalmente no creo que exista un destino determinado para todos y cada uno de nosotros. Cada persona es  de una forma u otra depende de donde nazca, de lo que aprende, de las personas que se rodea, de esto extrae su personalidad. Según esta va a reaccionar de una manera u otra en determinadas situaciones, y la consecuencia a esas reacciones va a ser el futuro que le espera. Por ejemplo, si al pasar a bachillerato, tenemos que elegir entre unas asignaturas u otras, si alguien se coge Biología, podrá ser médico, pero no lo será si elige Historia.
Algunas veces se dan ciertas circunstancias por las que podemos creer que existe el destino:
1.Una persona, tanto un amigo o hasta si creemos en eso un vidente( o algo por el estilo) nos puede decir que nos va a pasar tal o cuál cosa, si finalmente pasa creemos que ese futuro estaba escrito, pero en realidad puede ser pura casualidad. Ej: Una mujer de treinta años puede ir a otra mujer que echa las cartas, y esta le dice que va a encontrar al amor de su vida y se va a casar. En este caso deberíamos preguntarnos ¿cuántas mujeres no encuentran pareja y se casan a esa edad?, lo hacen miles, por lo tanto era fácil adivinar que iba a ocurrir tarde o temprano.
2.Esta situación en parecida a la primera, en un momento dado podemos querer que pase algo con mucha fuerza ( ej: un/a chico/a está enamorado/a y quiere que la otra persona sea su novio/a), esto puede acabar por cumplirse, pero eso no quiere decir que estuvieran predestinados ni nada de eso,  sino que tus acciones o tu personalidad han terminado desembocando a esa situación
Por eso, yo creo que el destino ya escrito no existe, opino que existe un destino que cada uno va forjando poco a poco por  medio de sus acciones, decisiones y su personalidad, ya que estos van desencadenando otras reacciones que forman nuestro futuro. Este futuro puede cambiar drásticamente dependiendo de decisiones que vayamos tomando, ya sean más grandes o más pequeñas, ya que según lo que escojamos o hagamos va a pasar una cosa u otra, por tanto nunca debemos de culpar al “destino” de lo que nos ocurre sino a nosotros mismos en algunas ocasiones o a la simple casualidad en otras.